lunes, 24 de marzo de 2008

Semana Santa

Pasando de mi agnosticismo, el sábado acompañé a mi familia a la misa de Pascua. La celebración duró más de dos horas pero no se me hizo para nada pesada. Escuché atento las lecturas, las cuales me confirmaron que el Antiguo Testamento debería ser eliminado de la tradición católica (si Dios existiera... haría que un padre quemara a su hijo sólo por demostrar que le tiene miedo?), y también me confirma mi temor ante las religiones que sólo se basan en el Antiguo Testamento (historias de traiciones, cuernos,... y el ojo por ojo...).
Durante la celebración, mil ideas vinieron a mi cabeza para poder comentar en este espacio, y quizás las vaya desgranando en los próximos días, pero fue durante la homilía donde más vueltas le di a mi cabeza: el cura hablaba de la luz, de la esperanza, hablaba de los problemas del día a día, de la droga, del paro, del terrorismo, hablaba de las dificultades del que viene a trabajar dejándolo todo atrás, hablaba del papel de la mujer en la sociedad, hablaba de las injusticias sociales, de las desigualdades, hablaba de los pequeños esfuerzos cotidianos que podemos hacer cada uno de nosotros para que un mundo mejor sea posible. Escuchándole me vinieron a la cabeza las imágenes de Rouco, de Cañizares, del Papa, y me preguntaba cómo puede ser que haya tanta diferencia entre el cura que tenía ante mí, sonriente toda la ceremonia, transmitiendo paz, esperanza, optimismo, y la jerarquía que les representa a todos. Me preguntaba en qué punto de su carrera política, un cardenal deja de leer el Nuevo Testamento y las palabras de Jesús. Me preguntaba cómo puede ser que una institución como la iglesia se base más en las normas impuestas por antiguos Papas de vida sospechosa, y se olviden de la fuente de toda su creencia. ¿En serio se cree Rouco representante del que dijo “Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”?

Siempre que voy a una misa de Pascua entiendo porqué son tan importantes para un católico. Celebran el hecho que, según ellos, diferencia a Jesús de un gran líder político-religioso: celebran que resucitó.
Sin querer faltar al respeto, para mí ése es el problema de Jesús: se creía el Hijo de Dios y resucitó al tercer día. Yo simplemente creo que se dejó coger y matar en la cruz para poder trascender más allá de su muerte, para morir como un mártir.
En cualquier caso, su mensaje vale mucho la pena, creas o no creas en Dios. Y ese mensaje es el que muchas religiones no tienen, y es el que la jerarquía de la Iglesia Católica muchas veces olvida.

Ir a la celebración me ayudó a recordar que no todos los curas son como Rouco, y que la religión católica es algo más que su jerarquía politizada, su medio de desinformación e insulto (a.k.a COPE) y sus representantes políticos nacional-catolicistas.

4 comentarios:

Lek dijo...

Voy por partes.

1) Totalmente de acuerdo en que da la sensación de que la Iglesia se ha montado un negocio paralelo aprovechando estructuras de poder previamente instaladas (los sacerdotes paganos tenían mucho poder, y de ellos heredó la antigua jerarquía... y ahora la nueva).

2) No creo que Jesús se dejara cazar para morir como un mártir... y menos con la muerte que nos relata la Pasión. No voy a entrar, porque no es el debate, en si era o no Dios.

3) El problema de muchos ateos/agnósticos/ateístas (utilizo este último término para los fanáticos del ateísmo) es que ni van a misa ni escuchan, que es precisamente lo que has hecho tú. De lo contrario seguramente habría menos odios reconcentrados contra la Iglesia... o no, porque curas hay de todo, claro ;)

1cualquiera dijo...

He tenido la suerte de que mi familia política no se conforma con cualquier cura ni vas a misa sólo por "cumplir". Eso me ha hecho conocer a gente muy interesante.
De todas maneras, el problema también es cuando se intenta legitimar una decisión política que nos afecta a todos basándonos en la tradición católica (y no digo cristiana, porque muchas veces dicha tradición surge de "viejos Papas de vida alegre y moral pobre"). O, dicho de otra manera, cuando se intenta desligitimar una decisión política basándonos en lo mismo.
Reconozco que nuestros valores son heredados de la tradición cristiana, pero también de muchas otras fuentes (revoluciones liberales, revoluciones obreras, tradición musulmana, etc)

Anónimo dijo...

Bueno, yo no quiero opinar demasiado porque no soy de las que van a misa, pero siempre he pensado que el peor problema de las religiones son las instituciones que las predican. Otra cosa, si el cielo existe tu te lo has ganado chico :-), dos horas de misa!

Silgo dijo...

Como suele suceder en esta vida, en cualquier grupo social lo bastante amplio es posible encontrar de todo. Y con este 'de todo', no pretendo hablar de gente intrínsecamente mala o buena, sino de actitudes polifacéticas (aunque en algunos casos si rocen el blanco y el negro)

La iglesia es un ejemplo perfecto de esto. En las esferas más cercanas al poder es fácil divisar posturas agresivas, maximalistas, y poco tolerantes con todo lo que no sean las opciones que representan.

En el otro extremo, en la 'iglesia de campo' se difuminan los trazos gruesos. Y es ahí donde podemos apreciar la vertiente más cercana y social de los individuos que la componen.

Es ésta la que vertebra la verdadera utilidad histórica de la Iglesia, a mi entender la de crear un marco de higiene moral y física que proporciona estabilidad al grupo social que se integra en ella (mucho más que el hecho espiritual)

Esta función todavía está vigente y proporciona un apoyo sólido para mucha gente. Lo cual no significa que en ausencia de éste estuvieran perdidos, pero sí facilita el día a día con estas normas asequibles a la comprensión, además del factor que supone el encuentro social rutinario que implica el evento de la misa.

Después de esta parrafada se pudiera pensar que soy un ferviente seguidor. Pero no es así, he estudiado en un colegio de curas, y he recorrido un bonito camino que me ha llevado desde la fe al 'otro lado' en aquellos divertidos años, gajes del espíritu crítico.

Y ya para acabar, con respecto a lo de asistir a una misa, hay que reconocer que tiene un interés cultural evidente (dejando aparte los consejos pastorales), seas agnóstico o creyente. La parafernalia de la liturgia es como un pequeño trozo de edad media trasplantado a nuestros tiempos. Un delicioso anacronismo lleno de imaginería y jeroglíficos imbuidos de significado. Los protocolos, las decoraciones, las vestiduras, las simbologías, la actitud de los creyentes... Es una especie de obra teatral coral, con actores que ensayan cada domingo.

Es interesante, desde luego. Pero dos horas... Lo tuyo es amor.