miércoles, 14 de abril de 2010

Ho es 14 de abril

sábado, 10 de abril de 2010

Garzón y el poder judicial en general

Garzón está a punto de ser inhabilitado porque se ha admitido a trámite la denuncia de ciertas organizaciones falangistas y de extrema derecha contra su investigación de los desaparecidos durante el franquismo.
El delito de detención ilegal y desaparición forzada no prescribe, según las normas internacionales de derechos humanos, y entorpecer su investigación es delito (cito a Amnistía Internacional). La ley de Amnistía que se dictó en la transición (esa transición que pasó a punta de pistola y con ruido de sables en el trasfondo de los cuarteles, no lo olvidemos), no puede ir en contra de una normativa internacional. Dicho de otra manera, no se puede amnistiar a un genocida. Lo peor es que Garzón simplemente ha investigado la desaparición de gente, y, que yo sepa, no llegó a imputar a absolutamente nadie. Simplemente dictó orden de apertura de fosas (no se pueden abrir sin la orden de un juez, no?). Este país, donde los falangistas pueden cantar el cara al sol orgullosos en medio de la calle, está a punto de hacer el ridículo más espantoso por juzgar a quien persigue la detención ilegal de personas.

¿Pueden los jueces dar un golpe de Estado? Al presidente del Gobierno y a los parlamentarios los elegimos por sufragio universal. Ellos son el poder ejecutivo y legislativo, pero, ¿cómo elegimos a los miembros del pode judicial?... ¿Cómo los echamos si no nos gusta cómo lo hacen? Vivimos en un Estado donde las leyes emanadas del pueblo y refrendadas por el mismo se pueden echar atrás simplemente por las ideas políticas de unos jueces (sí, hablo del Estatut, si la constitucionalidad o no de una ley fuera tan matemática ya se habría decidido hace años). Vivimos en un Estado donde las rencillas personales, odios y envidias de unos cuantos jueces se alían con la extrema derecha para castigar a quien persigue los crímenes del franquismo.
Insisto, ¿Quién controla a los jueces? Los periódicos están llenos de sentencias absurdas, donde más que la ley se ve el trasfondo ideológico de los jueces. Si los jueces intervienen con sus decisiones en la vida política se dice que aplican la ley, en cambio, si un político critica a los jueces se habla de que el poder político no se puede inmiscuir en la vida del poder judicial. Es cierto, los políticos eligen a ciertos estamentos del poder judicial, pero, para siempre?
Tenemos los políticos que nos merecemos, pero no nos merecemos a ciertos jueces que pululan por las altas esferas del poder judicial. Lo peor, yo no se cómo echarlos.

jueves, 1 de abril de 2010

Abaratar el coste del despido... Sí que se estrujan la cabeza!!

Técnicos del Banco de España han vuelto a sugerir que se tendría que abaratar el despido para aumentar el número de contrataciones.
Pero, ¿Es eso cierto? ¿Se puede reducir el paro si abaratemos el despido? La respuesta a esta pregunta no es tan sencilla.
Primero, dicen que el precio del despido limita al empresario a la hora de hacer contratos indefinidos. Supongo que esa es una de las causas, pero dudo que esa sea la causa principal, porque no creo que cuando se contrate a alguien se piense en cuánto costará despedirlo dentro de 15 años.
Por otro lado, lo que creo es que la patronal quiere reducir el coste del despido no pensando en quién contratará sino en quien quiere despedir. El motivo es sencillo: los trabajadores mayores de 45-50 años no especialmente cualificados, que llevan muchos años en la empresa y un sueldo relativamente alto.
En nuestra vida laboral, se supone que vamos mejorando en sueldo y responsabilidades, ya que los organigramas de las empresas tienen forma de pirámide. Se supone que los trabajadores que más cobran son los que están mejor formados y tienen mayor experiencia. Pero si miramos la pirámide de población, ésta nos muestra que no tiene tal forma piramidal, y que hay muchos más trabajadores de 45-50 años que puestos de responsabilidad adecuados al sueldo que tienen (es decir, no hay puestos de responsabilidad para todo trabajador de 50 años). Qué significa esto? pues que las empresas tienen trabajadores de 50 años cobrando un sueldo que es el doble del de un trabajador joven que hace prácticamente la misma labor. (e.g. sólo con una subida del 3,5% anual de tu sueldo, lo duplica al cabo de 20 años). Por lo tanto, si el despido fuera gratuito, a las empresas les saldría más a cuenta despedir a 10 trabajadores de 50 años que cobren 2.000 euros y contratar a 15 jóvenes mileuristas, que mantener a los 10 trabajadores con experiencia. Tendrían un 50% más de mano de obra y reducirían los costes laborales en un 25%. Además, el paro en España bajaría (10 parados más pero 15 nuevos contratos). Qué bien no??? ¿Es eso lo que queremos? Pues supongo que una patronal cacique del siglo XIX, como parece que es la que tenemos, sí lo quiere. ¿Cómo lo se? pues cuando hay un expediente de regulación de empleo, se suele negociar la indemnización, para poder despedir a los que más cuestan, y, además, hacer que se acojan a jubilaciones anticipadas (irónicamente, la edad de jubilación aumentará a 67 años).
Pero pensemos una cosa, ¿Cómo iríais a trabajar cada día sabiendo que, a medida que se acerca la cincuentena, tenéis todas las papeletas para ser despedidos?, ¿Seríais fieles a vuestra empresa? .. ¿Cómo sería la productividad de una empresa así?
Por otro lado, respecto al paro: ¿Cómo se comportarían las multinacionales? muy fácil: despedirían a 20 empleados aquí y contratarían a 50 en Polonia. ¿Disminuye eso el paro en España? pues no.
Los costes laborales en España eran, en 2007, más altos que en otros 11 países de la UE, por lo que es difícil que podamos competir con ellos en costes. Pero eso no significa que no podamos competir en productividad (coste por unidad fabricada). Claro, lo más fácil para el empresario es reducir los costes laborales para incrementar la productividad, quizás le falte imaginación para implementar otras políticas diferentes: más inversión en I+D, horarios de trabajo más racionales, que permitan al trabajador estar más concentrado durante sus horas de trabajo, implantación de la meritocracia (no la dedocracia, amigocracia o familiocracia), etc. Y todos, absolutamente todos, deberíamos ser más responsables con nuestro trabajo. Quizás si el empresario consiguiera que su trabajador se sintiera involucrado con la empresa, éste a cambio aumentaría su productividad. Pero ése no es el modelo que parece querer el empresario español: explotación, abaratar sueldos y despido libre es el camino a seguir.