lunes, 18 de agosto de 2008

Vacaciones

Me encuentro disfrutando de 17 días de descanso vacacional. La primera parada ha sido la Sierra de Segura, donde he podido disfrutar de la gastronomía local y del calor de los abuelos de mi Santa.
He tenido la mala suerte de no conocer a tres de mis cuatro abuelos, y de no disfrutar de la compañía de la única abuela que conocí. Por eso, trato de recuperar ese tiempo que no tuve con mis abuelos políticos. No paro de preguntar por el pasado, por la guerra, por la época de hambre, por la manera que tenían de festejar en los años 40... en fin, por todo aquello que sólo puedo conocer a través de libros de texto y artículos excesivamente politizados. Duele ver como muchas de las historias vienen acompañadas de miradas tristes, de sufrimiento, de impotencia o incluso de rabia.

A parte de ello, he podido gozar de la gastronomía local: gachas migas, gazpacho, ajoatao, ajopringue, lomo de orza, etc. Supongo que pasará factura en mi colesterol, pero, caray, qué placer para el paladar.
La única pena es que no iba equipado en condiciones para hacer excursiones por la Sierra. No pude subir al monte Yelmo Carnicero ni disfrutar de las maravillosas vistas desde su cima.

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